Comunidad Hoy
Amanece en Parral
Hoy existe una Nueva Villa Baviera, levantada anímicamente por los niños y niñas que nacieron bajo un largo cautiverio. Esos niños y niñas ahora son hombres y mujeres grandes y dueños de su libertad. Son hombres y mujeres que pudieron rehacer sus vidas y reconstruirse desde el dolor, el conocimiento de la verdad y el juicio público que su autoproclamado líder recibió hasta el día de su muerte. Son hombres y mujeres que pudieron enamorarse y formar las familias normales que ellos no pudieron tener, criar a sus propios hijos, abrazarlos con total libertad y cuidar de ellos como sus padres no pudieron hacerlo con ellos antes. Y lo más importante, han podido tomar el futuro comunitario en sus manos, sin esclavitudes ni sometimientos de ninguna especie. Libres para volver a empezar, libres para volver a vivir.
Y en eso han estado los últimos diez o doce años. Integrándose a la comunidad, después de décadas de encierro y aislamiento, viviendo bajo un control estricto e impedidos de mirar más allá de donde estaba permitido, siendo un chileno más pero en un país que no parecía el suyo. Vistos como un estado dentro del estado, como una secta religiosa o un enclave alemán que nada tenía que ver ni quería saber de las costumbres chilenas. Como un pequeño país independiente con sus propias leyes, ritos y cultura. Sin televisión, radio ni prensa escrita, sin contacto con el exterior donde se suponía sólo había riesgos y peligros. Esclavos de un sistema impuesto por una especie de Gran Hermano que lo decidía todo porque se creía un elegido de Dios para guiar las vidas y los pasos de tantos niños y niñas que no hacían más que obedecer por miedo a sus órdenes. Miedo a ser expulsados, miedo a ser castigados, humillados o ignorados por el resto de la comunidad como sucedió tantas veces en que alguien se atrevió a contradecir las órdenes del líder máximo.
Pero ese tiempo oscuro ya pasó y para ellos ha vuelto a amanecer en Parral. Hoy están conociendo su entorno inmediato, a sus vecinos de Parral, Linares, Chillán y Talca. Están abiertos a conocer las costumbres locales y a ser parte de ellas como un ciudadano más. Dispuestos a aportar lo mucho que saben y aprender lo que ignoran. Sobretodo aprender a convivir con un Chile que también ha cambiado en todos estos años. Un Chile que ha debido enfrentar heridas, divisiones y odios que algunos todavía no han superado completamente, pero que sin embargo, se levanta y construye su destino a fuerza de empeño y trabajo.
Hoy, usted puede recorrer libremente el magnífico paisaje de un fundo, donde se plantan y cosechan frutos de la tierra y la crianza de los animales. Puede recorrer hermosos senderos y disfrutar de la vida del campo, al aire libre, más libre que nunca. Sentarse a conversar una cerveza en el Restaurante de la Villa, alojar en alguna de las habitaciones de su recién remodelado Hotel y disfrutar exquisitos bocados que han sido preparados, desde su origen, bajo el cuidado y calidad de las costumbres alemanas. Cada cecina, cada pan y cada Kuchen que usted tenga el gusto de disfrutar aquí, tendrá el sabor de un producto bien hecho, bien preparado y bien servido.
Pero no ha sido fácil reinventarse, ponerse de pié y mirar el futuro con confianza. El pasado pesa y está siempre tocando la puerta de la Nueva Villa Baviera.
Para muchos fue tan fuerte el impacto que decidieron irse a otras ciudades dentro de Chile o volvieron a Alemania, buscando sus raíces y lo que les quedaba de familia. Pero otros, decidieron embarcarse en un nuevo futuro y hacer fuerza juntos para vivir en paz. Estos son los anfitriones de la Nueva Villa, ellos y sus familias lo van a recibir como a un amigo y conversando con ellos, mirándoles a los ojos, usted conocerá el temple del que están hechos. Bienvenidos.